La biodiversidad global está en peligro y el imparable avance del cambio climático puede suponer la puntilla para muchas especies amenazadas. Según el IPCC, casi un 30% de las especies de plantas y animales podrían estar condenadas a desaparecer por los cambios en el clima que está provocado nuestra adicción a los combustibles fósiles.
Como parte de la región mediterránea, en España vamos a sufrir especialmente los impactos del cambio climático, y nuestra biodiversidad sufrirán una presión enorme para adaptarse a este nuevo planeta más caliente: la mitad de las especies de anfibios, reptiles, mamíferos y aves podrían ver reducido su hábitat de distribución actual en aproximadamente más de una tercera parte.
Las especies con poblaciones que ya están muy reducidas o aisladas por la acción humana, serán las que tendrán más difícil sobrevivir en el futuro. Además de actuar de una vez por todas para frenar el cambio climático, hacen falta esfuerzos adicionales: por ejemplo, asegurar la conectividad ecológica del territorio para permitir la movilidad de las especies, o poner en marcha medidas específicas de adaptación.
Estas 10 especies forman parte de la biodiversidad española y son ejemplos de la riqueza biológica que podemos perder.
Las especies con poblaciones que ya están muy reducidas o aisladas por la acción humana, serán las que tendrán más difícil sobrevivir en el futuro. Además de actuar de una vez por todas para frenar el cambio climático, hacen falta esfuerzos adicionales: por ejemplo, asegurar la conectividad ecológica del territorio para permitir la movilidad de las especies, o poner en marcha medidas específicas de adaptación.
Estas 10 especies forman parte de la biodiversidad española y son ejemplos de la riqueza biológica que podemos perder.
Mariposa apolo (Parnassius apollo )
© Niall Benvie / WWF / Wild Wonders of Europe |
Habitante de las cumbres de España, Europa y parte de Asia, por desgracia la visión de la mariposa apolo (Parnassius apollo) es cada vez menos frecuente en nuestras montañas. La destrucción de su hábitat –por la construcción de infraestructuras, pistas de esquí o reforestaciones masivas de pastizales de montaña- lleva tiempo arrinconando a la especie, pero ahora también está desapareciendo de muchos lugares debido al aumento de la temperatura. Adaptada a la vida en altura, cada vez tienen que escalar más alto para adaptarse a este mundo más cálido: por ejemplo en la Sierra de Guadarrama, donde se ha registrado ya un aumento de la temperatura media de 1,3ºC, cada vez se la encuentra a mayor altitud. El problema, claro, es que lleguen a quedarse sin más montaña que subir.
Otras medidas para ayudar a la especie: Conservación de zonas de montaña, buena gestión de la Red Natura 2000.
Otras medidas para ayudar a la especie: Conservación de zonas de montaña, buena gestión de la Red Natura 2000.
Pinsapo (Abies pinsapo)
Antonio / Flickr |
El pinsapo es una reliquia de nuestra flora, el abeto más sureño de Europa: en España sólo se encuentra en la Serranía de Ronda (Málaga y Cádiz), formando bosques de gran belleza. Necesita mucha humedad para sobrevivir, como todos los abetos, y sólo vive en zonas donde la precipitación media anual supera los 1.000 mm.
Parece que el cambio climático está afectando críticamente a estos abetos por el estrés hídrico que les ocasionan los cada vez más frecuentes periodos de sequía y el aumento de las temperaturas. Los árboles son más propensos a plagas y enfermedades, y se ha encontrado que el coleóptero Cryphalus numidicus ataca al tronco y a las ramas del pinsapo produciendo la muerte de ramas y, a veces, del árbol completo. De hecho, los ataques de este insecto se producen fundamentalmente en árboles situados a menor altitud y durante ciclos de sequía. Según las predicciones, los bosques de pinsapo prácticamente habrán desaparecido a finales del siglo XXI.
Otras medidas para ayudar a la especie: protección efectiva de los espacios que ocupa, buena gestión de la Red Natura 2000
Parece que el cambio climático está afectando críticamente a estos abetos por el estrés hídrico que les ocasionan los cada vez más frecuentes periodos de sequía y el aumento de las temperaturas. Los árboles son más propensos a plagas y enfermedades, y se ha encontrado que el coleóptero Cryphalus numidicus ataca al tronco y a las ramas del pinsapo produciendo la muerte de ramas y, a veces, del árbol completo. De hecho, los ataques de este insecto se producen fundamentalmente en árboles situados a menor altitud y durante ciclos de sequía. Según las predicciones, los bosques de pinsapo prácticamente habrán desaparecido a finales del siglo XXI.
Otras medidas para ayudar a la especie: protección efectiva de los espacios que ocupa, buena gestión de la Red Natura 2000
Salmón atlántico (Salmo salar)
Gilbert Van Ryckevorsel / WWF Canada |
Hace siglos, las iglesias de las riberas del río Narcea anunciaban con sus campanas la captura del campanu, el primer salmón pescado en Asturias cada temporada. Es una tradición que muestra la importancia milenaria de estos peces en el norte peninsular, donde han sido fuente de riqueza, sustento y medio de vida durante siglos. Pero ahora suben muchos menos salmones a desovar hacia las aguas frías y ricas en oxígenos de las cabeceras de los ríos, y en menos lugares. De los 43 ríos en los que se encontraba la especie, ya sólo remonta 20 de la costa cantábrica y gallega, por causas como la sobrepesca, la construcciones de presas y otros obstáculos en los ríos, o la reducción de caudales. En España se considera en peligro de extinción, y el cambio climático podría suponer el golpe de gracia para nuestros salmones atlánticos: el aumento de la temperatura del agua, tanto en el mar como en los ríos, puede tener una severa influencia sobre su supervivencia, por ejemplo al reducir el oxígeno necesario durante la eclosión de los huevos. La población ibérica, la más meridional de Europa, es la más vulnerable del continente ante la subida de las temperaturas.
Otras medidas para ayudar a la especie: conservación de los ríos, eliminación de obstáculos en ríos, uso sostenible del agua, pesca sostenible.
Otras medidas para ayudar a la especie: conservación de los ríos, eliminación de obstáculos en ríos, uso sostenible del agua, pesca sostenible.
Sapo partero bético (Alytes dickhilleni)
Benny Trapp |
Este pequeño sapito de aspecto rechoncho, piel áspera y pupila vertical, habita en sistemas montañosos del sureste peninsular. Se trata de uno de los poquísimos ejemplos que la naturaleza aporta sobre lo que podría considerarse ‘embarazo’ masculino, ya que es el padre quien se encarga de la gestación y de hacer nacer a las crías. Necesitan puntos de agua permanente y limpia para reproducirse, así que la pérdida –muchas veces por usos ganaderos y agrícolas- de hábitats como estanques o albercas es la principal amenaza de la especie. Esta dependencia de puntos de agua permanente también es su mayor punto débil ante el cambio climático: con la disminución de las precipitaciones y el aumento de temperatura prevista para el sur de la Península, es probable que desaparezcan gran parte de los puntos estables de agua. Además, el aumento en las temperaturas de las zonas de montaña podría estar desencadenando brotes de quitridiomicosis, una enfermedad infecciosa causada por un hongo que ya está diezmando poblaciones de anfibios en todo el mundo.
Otras medidas para ayudar a la especie: uso sostenible del agua, agricultura sostenible, medidas especiales para anfibios
Otras medidas para ayudar a la especie: uso sostenible del agua, agricultura sostenible, medidas especiales para anfibios
Posidonia (Posidonia oceanica)
Juan Carlos Calvin / WWF |
De todos los seres vivos del Mediterráneo, pocos tienen un papel tan fundamental como la Posidonia. Sus praderas contribuyen a mantener claras las aguas, protegen las playas de la erosión y son el lugar de cría y crecimiento de multitud de especies de peces. La Posidonia es endémica del Mediterráneo y se ha descubierto que es la planta más longeva de la biosfera: en Formentera, investigadores del CSIC hallaron un clon de Posidonia de 100.000 años de edad. Pero este hábitat marino tan rico y diverso está gravemente amenazado por causas como la pesca ilegal de arrastre a baja profundidad, la contaminación marina o las obras de infraestructuras en el litoral. Con el cambio climático su situación se ha vuelto dramática: recientes estudios han mostrado que el aumento de la temperatura máxima anual ya está provocando más mortalidad de las praderas de Posidonia, y se pronostica que el calentamiento conducirá a su extinción funcional hacia mediados de siglo.
Otras medidas para ayudar a la especie: áreas marinas protegidas
Otras medidas para ayudar a la especie: áreas marinas protegidas
Alcaudón chico (Lanius minor)
Marc Galvez / Trenca |
El alcaudón chico es el protagonista de un viaje migratorio asombroso. Cada otoño, esta pequeña ave abandona España hacia sus cuarteles de invernada en África, pero no lo hace por el Estrecho de Gibraltar sino por el extremo oriental del Mediterráneo. En total, un viaje de 10.000 kilómetros, uno de los recorridos más largos entre este tipo de aves. Su situación es crítica en España, sobre todo porque los campos en los que viven se han transformado radicalmente con la intensificación de la agricultura: la expansión de los monocultivos y el regadío, el uso excesivo de plaguicidas y la eliminación de elementos como setos y linderos de los campos han dejado su población al borde de la extinción. Sólo sobreviven unas pocas parejas en Lleida, gracias al incansable trabajo de la Asociación Trenca. Se cree que en las últimas décadas el cambio climático ha podido afectar al alcaudón chico especialmente. Como ejemplo, los datos de la población de Girona sugieren que esta población ahora desaparecida se veía afectada negativamente por las primaveras cada vez más secas que se registraban en esta zona.
Otras medidas para ayudar a la especie: agricultura sostenible.
Otras medidas para ayudar a la especie: agricultura sostenible.
Tritón del Montseny (Calotriton arnoldi)
Benny Trapp |
Este tritón, endémico de Cataluña, vive en las aguas frías y bien oxigenadas de los torrentes de montaña, entre 600 y 1.300 metros de altitud. A diferencia de otros tritones, los inmaduros del tritón del Montseny son estrictamente acuáticos, lo que limita su capacidad de dispersión por tierra. Por este motivo, su amenaza más importante es la escasez de agua debido a la explotación comercial de los acuíferos del Montseny, que hace que disminuya el nivel del acuífero y causa la sequía en los tramos superiores de los torrentes. También le afecta la deforestación y sustitución del bosque de ribera por otras formaciones, que alteran el micro-hábitat de la especie. El cambio climático viene a agravar las amenazas a las que se enfrentan estos tritones, pues en el Montseny ya se ha detectado un aumento de la temperatura media de 1,5ºC. Entre los impactos previstos, se reducirán los caudales de los torrentes, y los hayedos – más favorables para el anfibio- desaparecerán de las cotas más bajas para dar paso al encinar, dejando un escenario muy adverso para este tritón.
Otras medidas para ayudar a la especie: uso sostenibles del agua, restauración de bosques de ribera
Otras medidas para ayudar a la especie: uso sostenibles del agua, restauración de bosques de ribera
Lagarto del Hierro (Gallotia simonyi)
Carlos Teixidor Cadenas |
Este lagarto tiene una sola población de unos 200 individuos localizada en una zona de acantilados de la Isla de El Hierro llamada Riscos de Tibataje. Puede llegar a alcanzar una longitud de 50 cm y su dieta es básicamente vegetariana, aunque también se alimenta de insectos. Su grado de amenaza es altísimo en parte por su reducida localización y problemas de endogamia, pero fundamentalmente por la competencia con otras especies introducidas, como los gatos asilvestrados y las ratas, que incluso se alimentan de individuos jóvenes y de sus huevos. Como ocurre con otros reptiles, su actividad y reproducción están regulados por factores ambientales como la temperatura, humedad, precipitación, sustrato, fotoperiodo, etc. Teniendo en cuenta su estado crítico de conservación, cualquier alteración de las condiciones ambientales provocada por el cambio climático podría ser el empujón definitivo hacia la extinción para esta especie y el resto de grandes lagartos canarios.
Otras medidas para ayudar a la especie: control de especies invasoras
Otras medidas para ayudar a la especie: control de especies invasoras
Lagópodo alpino (Lagopus muta)
Deborah Gainer / WWF US |
De la misma familia que los urogallos, el lagópodo alpino (o perdiz nival) es el típico ejemplo de especie que cada vez se desplaza más hacia el norte. En España, sus poblaciones ya sólo viven aisladas en áreas de los Pirineos a más de 1.800 metros de altitud, y se estima que sobreviven como mucho 700 parejas, en retroceso por la destrucción de su hábitat y la explotación turística de las montañas.
El lagópodo alpino está adaptado para vivir en el frío, y en invierno su plumaje se vuelve blanco para poder camuflarse en la nieve. Según vaya reduciéndose la cantidad de nevadas y ascienda la cota de nieve en las cumbres, es probable que se creen desfases entre el momento de la muda y la desaparición de la nieve, y el ave se convertiría en un blanco perfecto para depredadores y furtivos. Además de esto, es una especie muy sensible a las condiciones ambientales adversas durante las eclosiones y primeras semanas de vida de los pollos. Los escenarios de cambio climático coinciden en señalar la desaparición de la población de Pirineos de la especie durante este siglo, según el calor vaya empujando a la especie hacia el norte.
Otras medidas para ayudar a la especie: conservación de su hábitat, buena gestión de la Red Natura 2000
El lagópodo alpino está adaptado para vivir en el frío, y en invierno su plumaje se vuelve blanco para poder camuflarse en la nieve. Según vaya reduciéndose la cantidad de nevadas y ascienda la cota de nieve en las cumbres, es probable que se creen desfases entre el momento de la muda y la desaparición de la nieve, y el ave se convertiría en un blanco perfecto para depredadores y furtivos. Además de esto, es una especie muy sensible a las condiciones ambientales adversas durante las eclosiones y primeras semanas de vida de los pollos. Los escenarios de cambio climático coinciden en señalar la desaparición de la población de Pirineos de la especie durante este siglo, según el calor vaya empujando a la especie hacia el norte.
Otras medidas para ayudar a la especie: conservación de su hábitat, buena gestión de la Red Natura 2000
Alcornoque (Quercus suber)
Miguel Murcia / WWF |
Los alcornocales se extienden por aproximadamente 2,7 millones de hectáreas en Portugal, España, Argelia, Marruecos, Túnez y Francia. España es el segundo país con mayor superficie de este tipo de ecosistema, con unas 725.000 hectáreas. El grosor de su corteza convierte al alcornoque en una especie única, y también en un importante recurso forestal: España aporta el 30% de la producción mundial de corcho. Además de todo ello, los alcornocales son uno de los ecosistemas de mayor valor para la biodiversidad de Europa y dan cobijo a algunas de nuestras especies más emblemáticas como el águila imperial, el lince ibérico o la cigüeña negra.
Sin embargo, el futuro del alcornoque es incierto. Factores como la falta de regeneración natural, el abandono, el sobrepastoreo, o la competencia de otros tapones sintéticos o de rosca con los de corcho, ponen en duda su supervivencia. Además, desde principio de los años 90 se están viendo afectados por una elevada mortalidad por diferentes patógenos, lo que parece que está relacionado con los episodios de sequía y las variaciones en el régimen de temperaturas. Además, según las pocas proyecciones existentes, el cambio climático provocará una reducción drástica de su rango de distribución actual.
Otras medidas para ayudar a la especie: gestión forestal sostenible.
Sin embargo, el futuro del alcornoque es incierto. Factores como la falta de regeneración natural, el abandono, el sobrepastoreo, o la competencia de otros tapones sintéticos o de rosca con los de corcho, ponen en duda su supervivencia. Además, desde principio de los años 90 se están viendo afectados por una elevada mortalidad por diferentes patógenos, lo que parece que está relacionado con los episodios de sequía y las variaciones en el régimen de temperaturas. Además, según las pocas proyecciones existentes, el cambio climático provocará una reducción drástica de su rango de distribución actual.
Otras medidas para ayudar a la especie: gestión forestal sostenible.
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